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Cáncer de Piel

Existen básicamente 3 tipos de cáncer que se desarrollan a partir de las células de la piel: Carcinoma basocelular (es la neoplasia maligna más frecuente en el ser humano, se origina de las células basales de la epidermis), Carcinoma espinocelular (se origina de las células queratinizantes de la epidermis) y el melanoma (es el más agresivo y se origina de los melanocitos, células de la piel que producen pigmento).
UNA DE LAS CAUSAS MÁS IMPORTANTES DEL CÁNCER DE PIEL ES LA EXPOSICIÓN AL SOL SIN PROTECCIÓN. Y ES LA ÚNICA PREVENIBLE.
Si bien cualquier persona puede tener cáncer de piel, es más frecuente en quienes:

  • Pasan mucho tiempo bajo el sol o sufrieron quemaduras solares en la infancia
  • Tienen piel, cabellos y ojos claros
  • Tienen antecedentes familiares o personales de cáncer de piel
  • Presentan cicatrices por quemaduras severas, exposición repetida a rayos X y exposición ambiental al arsénico.

¿Cómo se previene?
La forma más eficaz para prevenir el cáncer de piel es la fotoeducación, es decir, tener en claro cómo, cuándo y cuánto exponernos al sol. A su vez es importante examinar nuestra propia piel y visitar al dermatólogo por lo menos 1 vez al año.
La fotoprotección debe incorporarse a la vida diaria como hábito. No debe realizarse solo unos meses al año cuando veraneamos.

  • Utilizar protector solar todos los días. Colocarlo media hora antes de salir y renovarlo cada dos horas.
  • Es conveniente utilizar FPS 30 o más
  • Evitar camas solares
  • En verano evitar la exposición solar entre las 10 y 16 horas y utilizar remeras y lentes con protección UV.

¿Qué signos nos deben hacen sospechar un cáncer de piel y consultar al dermatólogo?

  • Manchas inicialmente planas rosadas o rojizas, ásperas al tacto y que se vuelven cada vez más rugosas o escamosas. Se ven especialmente en la cara, en el dorso de las manos, en el labio inferior y en las orejas.
  • Aparición de bultos en la piel que crecen en forma sostenida en el tiempo.
  • Lastimaduras en la piel que no cicatrizan a pesar de un tratamiento correcto.
  • Herida sangrante, costrosa, no provocada por un traumatismo previo.
  • Un lunar que cambia de coloración, sus bordes se vuelven irregulares, es asimétrico y crece (generalmente de tamaño superior a 6 mm).
  • Un lunar que pica o se inflama.

 

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